¿Quién no ha recurrido a consumir medicamentos o suplementos para combatir estados de enfermedad, decaimiento, debilidad, cansancio crónico e infecciones? Esto es algo tan cotidiano que no nos damos cuenta que sólo es una solución parcial, y a la larga ineficaz, como lo está demostrando la aparición de cada vez mayores y más fuertes resistencias por parte de las bacterias y hongos a los antibióticos.
Es nuestro sistema inmune quien debe librar estas batallas. Un buen sistema inmunológico tiene la potencia y preparación para afrontar guerras sin cuartel contra los patógenos externos y es capaz de frenar casi totalmente cualquier enfermedad infecciosa.
Existen muchos factores que pueden ocasionar un debilitamiento de nuestro sistema inmunológico, pero es de destacar que estados emocionales intensos y equivocados (como la ansiedad, la depresión, etc.) y el sueño insuficiente puede deteriorar varias funciones físicas, como la disponibilidad combativa de nuestras defensas inmunológicas. Tras ello, otras enfermedades como el cáncer, contagio por el HIV, la enfermedad inflamatoria intestinal ytodas aquéllas que debiliten nuestro sistema digestivo, y la carencia de determinados nutrientes conllevan unas “defensa bajas”. Además, el uso de determinados procedimientos médicos, como la cirugía y los trasplantes, conllevan una medicación paralela para evitar el rechazo (lo que se consigue debilitando ciertas respuestas inmunitarias).
Los eficaces guerreros son las células de la serie blanca (los leucocitos). Estos se dividen en linfocitos de dos tipos: los “polimorfonucleares” (neutrófilos, basófilos y eosinófilos) y los “mononucleares” (linfocitos T y B y los monocitos). Estos soldados están muy especializados y juntos proporcionan la cobertura inmunitaria o protectora de nuestro organismo. Cuando alguno de ellos falla o está debilitado, nuestra vulnerabilidad hacia cualquier tipo de invasión aumenta, produciéndose así la enfermedad infecciosa u otras enfermedades como las alergias, las artritis, la psoriasis y un largo etcétera.
Plan para reforzar el sistema inmunológico
Ingerir calorías para responder ante los ataques
Nuestro cuerpo necesita calorías para crear anticuerpos, los soldados que enviaremos al frente invadido por los gérmenes. En caso de estar perdiendo peso, hemos de ingerir paulatinamente frutas, verduras y frutos secos (nueces preferentemente), sugiere Mohr. La variedad dietética es importante.
Descansar lo adecuado
Nuestro organismo para reponerse necesita un periodo de descanso. Unindicador de que tenemos baja capacidad para repeler los ataques de la enfermedad es cuando sentimos sueño en aquellos momentos en que la mayoría de nuestros compañeros están en plena actividad.
Hemos de reconsiderar el consumo de excitantes para tener un verdadero “termómetro” de nuestra necesidad de descanso. Si el consumo de cafeína (té, café, bebidas energéticas…) es excesivo, posiblemente está afectando tus patrones de sueño, y saboteando tu sistema inmunológico.
Investigaciones irlandesas concluyeron que tomar más de 4 tazas de café diarias es suficiente para afectar al sistema inmunológico. La cafeína suprime las funciones de algunos agentes inmunológicos clave (los linfocitos y las células T).
Las células inmunitarias han de tener “combustible” para trabajar
Cuando nuestro cuerpo ingiere proteína obtiene glutamina como combustible.Si no consumimos cantidades adecuadas de proteína nuestro cuerpo la “robará” del músculo esquelético, sobre todo si estamos haciendo trabajo físico o deporte, y perderemos masa muscular y no grasa. Además, para nuestras células inmunes el aminoácido glutamina es como la gasolina súper de máximo octanaje, es muy potente pero se consume muy rápido.
¿Puede nuestro cuerpo repararse bien tras el ejercicio?
Una de las funciones de nuestro sistema inmune es ayudar a limpiar las células de desechos. El ejercicio es sano en su medida, pero los músculos al trabajar liberan desechos que han de excretarse. El sistema inmune se pone a trabajar y para ayudarlo es clave lo que consumimos tras el esfuerzo físico. Según estudios del Journal of Applied Physiology, la nutrición posterior al ejercicio evitó enfermedades entre los Marines reclutados en el campo de entrenamiento. Para saber si descansamos lo suficiente o ingerimos suficientes calorías tras el ejercicio o no, y tenemos bajas las defensas, hay una serie de datos que nos lo indican:
- Nos encontramos sumamente cansados la mayor parte del tiempo, pero nos cuesta dormir en la noche.
- Nos duele todo el cuerpo.
- Nos sentimos cada vez más débiles en el gimnasio.
- A menudo nos aparecen calambres, desgarres musculares, etc.
Si algo de lo anterior nos sucede hemos de reducir un poco la frecuencia y duración de nuestro esfuerzo físico. Además tomaremos inmediatamente tras el esfuerzo un vaso grande de chocolate con leche.
Tener un estómago sano
Un estómago crónicamente inflamado puede jugar un papel importante en problemas que van desde enfermedades cardíacas y cáncer hastadesórdenes auto inmunológicos
Si con frecuencia tenemos sensación de ardor en el estómago puede ocurrir que nos guste demasiado el picante o, lo más probable, padezcamos una infección. En este caso hemos de tomar diariamente un yogurt o mejorprobióticos para tener bacterias saludables en el tracto gastrointestinal (sobre todo L. acidophilus).
- Tener vigiladas todas las posibles zonas de ataque de los patógenos
Hemos de procurar que los puntos de entrada de nuestro cuerpo(boca, ojos, nariz y oídos principalmente) sean difíciles de invadir por los gérmenes. Para ello no nos introduciremos los dedos en la boca, ni oídos, etc. y revisaremos nuestra piel por si hubiese eczemas y costras que pueden llevar a infecciones recurrentes por Staphylococus aureus. Nunca estrechemos la mano de alguien con resfriado, y si lo hacemos, lavémonoslas inmediatamente con jabón incidiendo sobre todo en las uñas que llevaremos cortas.
Tener el sistema inmune bien hidratado
Remedios naturales para reforzar el sistema inmunológico
Hay gran variedad de licuados e infusiones para aumentar nuestras defensas. Además recomendaremos para resumir: evitar comidas con grasas y azúcares refinados, consumir mínimo 10-12 vasos de agua por día para estimular el sistema inmunitario y expulsar toxinas, 30 minutos de ejercicio diario y realizar ejercicios de relajación y respiración profunda.
- Miel de abejas. Es un antibiótico natural. Tomar diariamente una cucharada.
- Ginseng. Una infusión de ginseng al día es buena para prevenir enfermedades y para el tratamiento de las relacionadas con problemas inmunitarios.
- Té verde. La infusión de té verde estimula la producción de células inmunitarias.
- Zumo de zanahoria y naranja. Licuar zanahoria y mezclar con zumo de naranja, tomado diariamente en el desayuno estimula el sistema inmunológico.
- Ajo, naranja, cebolla y brócoli. Mezclar zumo de una naranja con licuado de 2 dientes de ajo, 1 cebolla y brócoli. Tomar un vaso diariamente durante una semana y descansar un mes.
- Mandarina, jengibre, limón y miel. Mezclar zumo de 2 mandarinas, 1 limón, 1 cucharada de jengibre fresco rallado y una cucharadita de miel con un poco de agua. Tomar al menos tres veces a la semana.
- Equinácea. Hervir 1/2 cucharada de equinácea pulverizada en una taza de agua durante 3 minutos. Retirar del fuego, tapar y reposar. Tomar 1 taza en días alternos durante 6 semanas.