Las personas zurdas tienen mayor fuerza cuando la aplican en
sentido contrario a las agujas del reloj.
Por eso les resultará mucho más
sencillo que a un diestro abrir un frasco9 cosas del cuerpo humano que
probablemente no sabías.
Nuestro cuerpo es fantástico. Realiza cada día miles de
funciones que, por insignificantes que puedan parecer, son imprescindibles para
gozar de una buena salud y sentirnos bien.
La mayoría de las veces, conocemos
muchas de esas funciones importantes que realiza nuestro organismo. Sin
embargo, desconocemos muchas otras cosas que también son de suma importancia e
incluso parecen increíbles. A continuación te presentamos 9 cosas del cuerpo
humano que probablemente no sabías.
1. Tenemos la misma
cantidad de pelo que un chimpancé
El cuerpo de un hombre adulto promedio contiene la misma
cantidad de pelo (conocidos como vellos) que un chimpancé. La diferencia radica
en que, en el caso de los humanos, el pelo es mucho más delgado que el del
chimpancé.
Asimismo, en nuestro caso el pelo ha perdido su función original que
era la de protección. La situación actual de los vellos corporales se debe
seguramente a la evolución y al uso de ropa para protegernos del frío.
2. ¿Por qué se nos
pone la piel de gallina?
Muchas veces hemos experimentado lo que comúnmente se conoce
como piel de gallina. Se trata del reflejo pilomotor, una respuesta que los
humanos hacían en la antigüedad para erizar los pelos del cuerpo y protegerse
del frío y de otros peligros como animales. Se trataba de hecho de un aumento
de tamaño. Por supuesto, esa función hoy es obsoleta. Como ya no tenemos tanto
pelo en el cuerpo, nuestra piel sigue teniendo la misma respuesta.
3. Los años que
pestañeamos
Los humanos pasamos el equivalente a cinco años pestañeando.
Como sabemos, esta acción es muy importante para nuestros ojos, ya que sirve
como un mecanismo de protección y de cuidado. A través del pestañeo lubricamos
y descansamos nuestros ojos, los cuales no pueden permanecer permanentemente
abiertos. Asimismo, pestañear es un impulso de protección, ya que solemos
hacerlo cuando algún objeto se dirige hacia nuestro rostro.
4. Los zurdos tienen
más fuerza
Tal vez como resultado de la física, las personas zurdas
tienen mayor fuerza cuando la aplican en sentido contrario a las manecillas del
reloj. Esto quiere decir que para un zurdo será mucho más sencillo abrir un
frasco que una persona diestra. Sin embargo, en el caso de cerrar el frasco,
donde se necesita aplicar fuerza al revés, el diestro tendrá mucho mayor
facilidad para hacerlo.
5. El estómago
almacena ácido
Nuestro estómago almacena ácido clorhídrico, el cual es
producido por las células que ahí se encuentran. En la industria, este tipo de
ácido es altamente corrosivo por lo que se usa en la metalurgia. No obstante,
el revestimiento de la pared mucosa del estómago nos protege del efecto dañino
del ácido, por lo que no sufrimos ningún daño.
6. Somos un depósito
de bacterias
El cuerpo humano es un inmenso depósito de bacterias. De
hecho, los cálculos dicen que son mucho más que las células, más o menos en una
proporción de diez a uno. Por supuesto, esto no quiere decir que todas las
bacterias de nuestro organismo sean nocivas para la salud. Existen varias que
son benéficas y que ayudan a nuestro cuerpo a estar en buen estado.
7. Las siestas son
buenas
Hacer una siesta de 20 minutos es bueno para nuestra salud.
De hecho, nos ayuda a mejorar nuestra concentración, el humor y la
productividad. No obstante, excedernos de esa cantidad de tiempo puede tener
consecuencias negativas. Hacer esto puede provocar que nos sintamos más
cansados e irritables.
8. Muchas células
muertas
Todos los días, nuestro cuerpo desecha una gran cantidad de
células muertas, principalmente de nuestra piel. Tal es la cantidad de ellas
que a lo largo de un año podríamos juntar aproximadamente dos kilogramos de
células dérmicas muertas.
9. Sensibilidad
Como sabemos, el cuerpo humano tiene una gran cantidad de
terminaciones nerviosas que nos permiten sentir cosas. De todas ellas, las más
sensibles se encuentran en los labios y los dedos, mientras que las menos
sensibles se hallan en la zona media de la espalda.