Ida Keeling, una mujer de 100 años que un Domingo por la
tarde se amarra las trenzas de sus Zapatos deportivos para salir a correr en el
Bronx .
Su llegada pasa desapercibida, al parecer ya todos están acostumbrados
a verla entrenar.
Es posible que los expectadores estén distraídos con las
chicas que jugaban un partido de futbol en el campo. O tal vez, que simplemente
no saben que ella es campeona nacional.
Cuando ella corre, ocupa un carril para ella sola. Ella tiene
varios récords desde que comenzó a correr en los 60, y sigue siendo hoy en día
la mujer que tiene el registro más rápido entre mujeres de 95 a 99 años en los
60 metros: 29,86 Segundos.
En la semana que sigue ella planea competir en un evento de
100 metros en Philadelphia, donde espera establecer un nuevo estándar para
mujeres mayores a los 100 años de edad.
Ida comenta que ella no es una de esas personas mayores que
se queda sentada mirando el horizonte. El tiempo pasa, pero ella sigue en
movimiento.
Ella no fue siempre una corredora. Como cualquier pequeña
creciendo en el Bronx prefería saltar la cuerda o manejar bicicleta. Cuando
corría era siempre para competir y nunca para ejercitar.
Dice que ella era muy rápida cuando niña, pero ahora lo que
la hace más rápida es que todos los demás son más lentos.
Cuando la depresión atacó tuvo que dejar el atletismo en el
olvido. Aprendió a soportar y a luchar durante ese difícil periodo de tiempo.
Esa época le enseño que las cosas debías lograrlas por ti mismo, que nadie lo
iba a hacer por ti.
Su hija comenta que de su madre ha aprendido a que es mejor
morir de pie que vivir de rodillas.
Luego de todos esos años rodeados de dificultades Keeling
entendió que correr le daba serenidad. Y para mantener su salud se dio cuenta
que debía comer para nutrirse y no solo por disfrutar del sabor de la comida, y
obviamente el ejercicio era parte de su rutina diaria para mantenerse en forma.
Hace entrenamientos que incluye flexiones de pecho,
sentadillas, press de hombros y sprints dentro de su propio apartamento.
Con esto nos demuestra que no es necesario tener una
suscripción en el gimnasio para poder entrenar. Tan solo necesita de sus
zapatos deportivos y un espacio amplio para realizar los ejercicios que le
toca.
La Señora Keeling vive sola y dice que ser auto-suficiente
es la clave de su longevidad.
Dice que no le pide nada a nadie. Ella misma lava, cocina,
plancha la ropa y va de compras. En su dieta ha descartado los productos
procesados, favorece los granos frescos y limita sus porciones de carne. Los
postres son escasos.
Son los pequeños cambios en la vida de la Señora Keeling lo
que ha hecho la diferencia en su calidad de vida y de su salud.
Esto solo nos demuestra que nunca es tarde para comenzar.
Sea que estés en tus 20, 30 o 60 años ponte el objetivo de cambiar tus hábitos
y comenzar un mejor estilo de vida para verte y sentirte mejor.