En el Lejano Oriente la soja forma parte de la dieta de la
población desde hace milenios.
Descubre cómo sacarle partido y las cualidades
nutricionales que la hacen digna de su buena fama.
La soja
La soja es una legumbre rica en ácidos grasos esenciales,
que presenta un bajo contenido en grasas saturadas, y constituye una fuente de
proteínas de excelente calidad. Además, incluye vitaminas del grupo B, vitamina
E, minerales (hierro, calcio, fósforo, potasio y zinc) e isoflavonas (que
actúan como antioxidantes, entre otras muchas propiedades beneficiosas para la
salud).
Esta planta de la familia de las leguminosas se ha empleado
tradicionalmente para elaborar aceite o alimentos como leche, tofu o brotes de
soja, y su consumo se ha popularizado también en los países occidentales en los
últimos 20 años, donde los expertos han llegado a definir la soja como uno de
los alimentos más completos que existen.
La soja contiene, a igual peso,
el doble de proteínas que la carne
La soja es la legumbre con mayor cantidad de proteínas que,
además, son de alta calidad, al contrario de lo que ocurre con las proteínas
procedentes de otros alimentos de origen vegetal, que tienen un bajo contenido
en aminoácidos mientras que la soja, por el contrario, contiene una cantidad
suficiente de estos aminoácidos (a excepción de la metionina, que se puede
conseguir incluyendo en la dieta otros alimentos, como los cereales).
Y es que
la soja aporta casi 37 gramos de proteínas por cada 100 gramos lo que implica
que, a igual peso, contiene el doble de proteínas que la carne.
Es un alimento rico en grasas, en su mayoría
poliinsaturadas, como los ácidos grasos omega 3 y omega 6, necesarios para el
correcto funcionamiento del metabolismo, la circulación sanguínea, el sistema
inmunológico, el cerebro... También contiene lecitina, que seguramente
conocerás como emulsionante (E-322), ya que figura en las etiquetas de muchos
productos que puedes adquirir en el supermercado, como chocolate, margarinas,
repostería industrial, etc.
Otra de sus propiedades está relacionada con su contenido en
fibra, 15,7 gramos de fibra por cada 100 gramos de soja, la convierten en un
magnífico aliado para combatir o aliviar el estreñimiento, mejorando el
tránsito intestinal.
En cuanto a los hidratos de carbono, también están presentes
en la composición de la soja (15,8 gramos por cada 100) y, en su caso, se trata
de hidratos de carbono con bajo índice glucémico.
En los países del Lejano Oriente la soja ha formado parte de
la dieta de la población durante milenios, ya que la consideraban un alimento
con un alto valor nutricional y con propiedades para prevenir enfermedades. En
China, donde fue descubierta, formaba parte de las cinco semillas sagradas
creadas por los dioses (junto con el arroz, el trigo, la cebada y el mijo).