Para nuestro ser querido lo más importante va a ser sentirse
arropado en esos momentos difíciles. No debemos desatender sus necesidades, y
debemos respetar sus silencios y sus voluntades.
Todas las personas estamos expuestas de una u otra forma a
desarrollar diferentes tipos de enfermedades crónicas que desafían y disminuyen
la calidad de vida.
Cuando logramos asumirlas y superarlas gracias a un
tratamiento oportuno, adquirimos una gran experiencia que nos servirá para ser
más agradecidos y tener otra perspectiva de lo que es vivir.
Sin embargo, cuando no somos nosotros los que enfermamos y
estamos en el rol de ser los acompañantes de alguien enfermo, nos enfrentamos
con un reto muy diferente en el que tendremos que aprender a ponernos en el
lugar del otro.
La voluntad de ayudar y brindar apoyo ante una situación tan
difícil puede ser un impulso de lucha para la persona afectada. De hecho, desde
el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos señalan que los cuidados
sobre aquellos que están ante una patología crónica o terminal pueden
proporcionar bienestar físico, mental y emocional.
Ser la mano amiga de los enfermos puede generar algunas
sensaciones de miedo cuando no se sabe con exactitud cómo asumirlo sin afectar
al paciente. Por esto, hoy vamos a compartir esos 5 consejos claves que
ayudarán a brindar apoyo de la mejor manera.
1. Brindar compañía
Recibir el diagnóstico de una enfermedad crónica o terminal
es algo que cambia por completo la forma de ver la vida. Incrementa el estrés,
la ansiedad, la depresión y muchas otras emociones que pueden influir de forma
negativa.
Sabiendo que esta noticia es algo tan difícil para quien la
recibe, la primera forma de apoyarla será brindando una compañía incondicional.
El saber escuchar y dialogar le hace sentir al paciente que
no está solo y que podrá tener a alguien para luchar o compartir hasta el
último momento.
2. Aceptar los
cambios que están por llegar
Por obvias razones para quienes tienen que lidiar con la
enfermedad resulta muy difícil aceptar los cambios físicos y emocionales. Sin
embargo, para quienes los rodean también suele haber un fuerte impacto, en
especial cuando se empieza a hacer notorio el deterioro físico.
Ser conscientes de los cambios que están por llegar y
aprender a aceptar la situación ayudará a entender y ayudar al paciente.
Se necesita ser cuidadosos a la hora de abordar el tema
delante de la persona, ya que no saber decir las cosas puede generarle
emociones negativas que pueden empeorar su situación.
3. Sentir empatía
Por naturaleza, la mayoría de personas prefieren buscar
palabras de aliento cuando la persona está pasando por una de las crisis de su
enfermedad, pero lo cierto es que muchas veces, en lugar de hacerla sentir
mejor, ocurre todo lo contrario.
Los enfermos saben cuándo no se puede cambiar una situación
y en ocasiones lo único que desean es a alguien que los escuchen. Por esto, en
lugar de querer cambiar la realidad, lo mejor es adoptar una total empatía
aunque esto implique sentir más tristeza.
Escuchar y mirar a los ojos cuando ellos tienen la necesidad
de desahogar sus sentimientos, sin interferir con falsas creencias, les ayudará
a canalizar el dolor.
4. Respetar el
silencio
Cuando se anuncia una etapa difícil y desafiante para la
vida humana, lo más seguro es que la persona tenga algunos momentos en los que
desea guardar silencio por horas e incluso días.
Saber lo que están pensando va a ser muy difícil, pero lo
más seguro es que estará atravesando por uno de los peores momentos. Sin embargo,
como acompañantes, es primordial aprender a respetar ese silencio y esperar
hasta que el afectado quiera hablar de su situación.
En este sentido las únicas formas de ayuda serán a través
pequeños gestos, como la mirada, un apretón de manos o un abrazo que les haga
sentir ese amor incondicional.
5. Cumplir su
voluntad
Si el ser querido sufriente tiene algún tipo de voluntad con
sus tratamientos, e incluso con su destino después de la muerte, la tarea como
cuidadores será hacer todo lo posible para que se cumpla todo como ellos lo
desean.
Al final, cuando todo haya pasado, habrá una sensación de
satisfacción por haber complacido a la persona en sus momentos más cruciales o
cuando ya no pudo estar presente.
Pasar por este tipo de situaciones no es sencillo y requiere
de mucha paciencia y amor. Como cuidadores y bastones de apoyo de quienes
tienen que lidiar con enfermedades graves, es relevante informarse bien al
respecto para estar más seguros de cómo se debe actuar correctamente.